3 formas de mejorar la lectura de tus hijos

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Este artículo es de un extracto del Foro Económico Mundial + Little Bookmates

No es de extrañar que a menudo sintamos que nuestros hijos no son tan exitosos con la lectura como nos gustaría que fueran. La "guerra de la lectura", la batalla entre leer las palabras por separado y utilizar el contexto de la oración para comprenderlas, solo ha parecido añadir estrés y ansiedad innecesarios para padres, cuidadores y maestros. Los sentimientos de impotencia en cuanto a la lectura a menudo se traducen en experiencias de lectura menos productivas con los niños y la transferencia del estrés y ansiedad de los padres a sus hijos.

Ningún padre se propone a propósito hacer algo malo cuando se trata de su hijo y la lectura. Ya sea a través de la lectura diaria, tarjetas de palabras, palabras de reconocimiento o lectura de palabras por separado, muchos padres simplemente hacen lo que hicieron cuando eran niños. Así como el Foro Económico Mundial, sugiero cambiar el enfoque de la fonética (lectura de palabras por separado) a la lectura por placer como una forma segura de volver a involucrar a los niños con los libros.

Tomar un libro, leer y animar a tu hijo a hacer lo mismo es una de las formas más fáciles de volver a involucrar a los niños con la lectura. Los siguientes consejos fomentan eso mismo: leer como diversión y como un acto de amor.

3 consejos y formas para mejorar la lectura de tus hijos

  • Relájate

La forma más simple de animar a los niños a involucrarse en la lectura es relajarse en torno al proceso. Los padres a menudo están ansiosos cuando sienten que la lectura no está yendo tan bien para sus hijos como debería. Esto luego se traduce en los niños con los que están leyendo.

Una de las formas más fáciles de relajarse en torno al proceso de lectura es cambiar el lugar donde se realiza la lectura en casa. Si los momentos de lectura difíciles siempre han sido en la mesa del comedor, entonces anima a una variedad de lugares para leer. Prueba acostándote en el suelo del salón, en la cama de mamá y papá o afuera bajo un árbol.

El lugar físico puede hacer una verdadera diferencia en cómo se percibe y disfruta la lectura. Lo más importante, como sugiere Paul Jennings, es no escuchar la lectura mientras haces la lavandería. Haz que sea un tiempo tranquilo, seguro y cálido.

  • No seas una "fábrica instantánea de palabras"

El núcleo del proceso de lectura es el significado. Cuando un niño cambia una palabra en el texto, está siendo un lector recursivo. Están trabajando para asegurarse de que el texto que están leyendo tenga sentido para ellos.

El niño que lee la palabra gripa en lugar de frío está poniendo el texto en su propio contexto. Como adultos, a menudo queremos que los niños lean de forma perfecta y nos enfocamos solo en ello. Sin embargo, los niños necesitan saber que está bien no leer "palabras perfectas" todo el tiempo.

Desafortunadamente, las experiencias de lectura previas para muchos de nosotros han enfatizado la importancia de leer "palabras perfectas" y han implicado que hacer lo contrario es engañar de alguna manera. Cuando un niño, por ejemplo, cambia una palabra o busca ayuda a un padre, es importante compartir la importancia del significado de la misma. Los sencillos recordatorios para los padres, como "¿qué tendría sentido aquí?" o "leamos más para obtener más información", le da a los niños una estrategia para descubrir y entender mejor lo que están leyendo.

Quedarse atascados en una palabra, en muchos casos, resulta en señalar la palabra desconocida y leerla por separado, o el padre se convierte en la "fábrica de palabras instantánea" y suministra la palabra y significado al niño. Ambas estrategias son insostenibles. Al tratar de descubrir palabras desconocidas, leer por separado de tus hijos es la estrategia menos efectiva porque las pistas no están en esa palabra, sino en el resto de la oración o las imágenes.

  • Los niños siempre deben elegir lo que leen

La elección del libro es un componente vital del proceso de lectura. Como adultos, raramente leemos algo que no amamos o disfrutamos. Si leemos un libro y nos cuesta empezar o perdemos el interés, simplemente lo dejamos o se lo prestamos a un amigo. ¿Por qué entonces insistimos en que los niños deben leer de tapa a tapa algo que no necesariamente disfrutan o les gusta?

A menudo estas elecciones impuestas a los niños vienen de un lugar de amor: intentamos apoyar a los niños para que accedan a un texto que está a su nivel de lectura. A menudo es difícil dejar ir y dejar que los niños seleccionen lo que lean.

En Little Bookmates, después de prestar más de 100 mil libros a familias por todo México, hemos confirmado que cuando ellos eligen de un menú de opciones, es mucho más fácil que se enamoren del proceso de leer.

 
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